Asalto en Llamacancha

    Hoy, al revisar esta noticia, al ver el video que continuación se reproduce y la proximidad a la celebración de la festividad de Santiago, trajeron a mi mente el recuerdo de un suceso que comparto con nuestros lectores.
    Allá por la década del 80, para viajar de Huancayo ( o Lima) hacia Paucará, se tenía que hacer utilizando el tren hasta Acoria y desde Acoria a Paucará en ómnibus ( o camión cuando la demanda era mayor, sobre todo en épocas festivas como Santiago o Todos los Santos, en Julio y Noviembre respectivamente); ó hacer el recorrido mas largo por Huancavelica. Viajes estos, de los que ya habíamos escrito en el articulo: "Recordando los viajes a Paucará".

    El suceso que vino a mi mente, pues tiene que ver con uno de los tantos viajes que hice de Huancayo a Paucará, justamente partiendo desde la Estación del Tren, en el distrito de Chilca. La llegada a Acoria era alrededor de la una o dos de la tarde ( pasando por Telleria, Izcuchaca, La Mejorada), para allí hacer el transbordo al ómnibus ( si tenias suerte de conseguir sitio) sino en el camión, ni modo, había que llegar a nuestro destino, nuestro querido Paucará. El viaje que estoy tratando de contarles, pues no tendría nada de extraordinario sino fuera, por los sucesos que hoy me toca recordar...
    Como era época de Santiago y las vacaciones de medio año ya se habían iniciado, era (es) habitual que para estas fechas muchos paucarinos residentes en otras ciudades regresan a visitar a sus familiares y de paso festejar como Dios manda la fiesta santiaguera. Recuerdo para estas fechas el "Chino Gonzales", al saber de la afluencia de pasajeros, adicionalmente al bus que hacia la ruta Acobamba-Acoria llevaba un camión para poder trasladar a todos los pasajeros, por supuesto con el incremento del pasaje también...( ¡ley de la oferta y la demanda!).

    Con el bus y el camión repletos de pasajeros, ambas unidades avanzaban uno tras otro, con lentitud, por el estado de la carretera y por el peso que suponía la inmensa cantidad de pasajeros. A la altura de Llamacancha, unos cuantos kilómetros antes de la repartición para Pucapampa, en medio de la carretera divisamos un carro azul se encontraba detenido con el chofer debajo del carro tratando de repararlo. El carro era visible desde cierta distancia, recuerdo que era una camioneta pickup marca Datsun. El bus y el camión, se detuvieron unos metros detrás del vehículo malogrado, pues era imposible avanzar puesto que se encontraba justamente en el medio de la carretera. Los choferes de ambos vehículos, del bus y del camión, bajaron con la intención de ayudar al infortunado chofer del Datsun, cuando en eso....
    Conviene aclarar que eran aproximadamente entre las cuatro y cinco de la tarde de un día soleado, propia de la estación. De ambos lados del camino aparecieron entre seis u otro personas encapuchadas, disparando al aire unas pistolas o fusiles. Ciertamente, el Datsun malogrado era parte del engaño. Los encapuchados, obligaron a todos los pasajeros, del bus y del camión, calculo que por lo menos eran 200 pasajeron en total, a bajarse con las manos en la nuca, en fila y fuimos obligados a caminar unos 100 metros al costado del camino y allí hablaron acerca de la lucha popular y cosas que particularmente no recuerdo muy bien, por lo tenso del momento y lo asustado que me encontraba (tenia apenas 10 años). Obligaron a todos a dar una "colaboración" en efectivo y les quitaron los documentos de identidad a los adultos. La noche empezaba a caer sobre el lugar, y el frío se hacia mas intenso, mientras estábamos "secuestrados" en las alturas de Llamacancha, allí amontonados ( murmurando sobre lo que se podría hacer al respecto pero sin tomar acción) y apuntados con un arma ante el menor movimiento, y con un panorama incierto.
    Una parte de los encapuchados, desapareció del lugar, para luego de unas horas aparecer nuevamente, Luego nos daríamos cuenta que ellos habían saqueado todas las maletas que se habían quedado en los vehículos, llevándose ropa, zapatos, dinero y toda prenda de valor que pudieran encontrar. Después de casi 5 horas retenidos, previas amenazas y gritos, y sobre todo amenazas para que este hecho no sea denunciado, se subieron raudamente al Datsun azul y desaparecieron en la noche, dejándonos abandonados...
    Luego de la conmoción, y felizmente sin ningún herido, los pasajeros lo único que querían era llegar lo mas rápido a Paucará ( o Acobamba, que también había acobambinos, aunque la mayoría eran paucarinos). Una vez dentro de los vehículos, se generó otro problema, pues en la oscuridad, con una que otra linterna, cada quien tenia que buscar sus pertenencias, todos perdimos algo aquel día, pues al viajar al Paucará, siempre lleva uno un presente para los seres queridos. En esta ocasión, estos malhechores se los llevaron. Otro problema que hubo, fue encontrar el documento de identidad que fue devuelto. Seguro mas de uno debe haber perdido su documento también aquel día.
    Una vez que se retomó el viaje, llegamos a Paucará como a medianoche. Cada quien, con lo que pudo recuperar pudo felizmente llegar sano y salvo a su hogar. No recuerdo si sobre este hecho alguno de los afectados hizo la denuncia a alguna autoridad ( en esa época en Paucará no había comisaria). Tampoco se llegó a saber con certeza si estos encapuchados eran integrantes de algún movimiento subversivo o si, simplemente eran delincuentes que se hicieron pasar por terroristas.
    Lo que acabo de contar sucedió hace casi 30 años, y pues a pesar de que en su momento fue una situación muy complicada, ahora lo puedo contar con toda tranquilidad y hasta de cierta manera con humor, pues como decía al inicio de este relato, me animé a escribir sobre ello al asociar quizás tres temas que no tienen nada que ver: la fiesta de Santiago, los viajes a Paucará por Acoria y una noticia sobre la aparición de unas píntas subversivas en una institución educativa del distrito de Paucará.